Mis ojos se entrecierran y le taladran.
-Últimamente estás por la labor de invadir mi
espacio vital.- gruño. Haru me cae más que bien, pero me irrita la forma en la
que se está comportando hoy.
Hace caso omiso a
mi comentario y se sumerge unos segundos en el agua. Después, se
revuelve el pelo húmedo.
Intento pasar por alto la sensualidad que parece
emanar de cada uno de sus poros. Maldito Kant, ¿dónde está tu ética formal
cuando la necesito?
(Extracto del relato: ¿Un mini - Nietzsche vale más que un phronimós?)
LOL. Que par dfe dos, y que vision de haru reshulon mijaico. LOL xDD
ResponderEliminar