jueves, 16 de febrero de 2012

Querido Haru: 

Sé que no hay mucho que decir. Nos conocemos desde hace más de dos años y hemos ido evolucionando juntos. Sin embargo, no estoy segura de que eso fuera lo mejor. Tú has mejorado con el tiempo; yo, en cambio, me he convertido en una amargada. No hay nada que me satisfaga lo suficiente, el vacío me persigue y se oculta tras mi risa. No encuentro mi lugar. 
Tú eres de lo poco que queda de aquella vivaz Any de dieciséis años. Quizás es por eso que me cuesta tanto terminar tu historia: porque tengo que enfrentarme a ver lo mucho que he cambiado, y no me gusta. 
La Any que te creó pensaba firmemente que todo iría bien. Es irónico que un pensamiento tan positivo diera como resultado a alguien tan melancólico como tú, pero ahora todo cobra sentido. Tú eres yo - una parte de mí. Y esa parte está en auge últimamente, aunque sin tu fuerza, ni tu valor, ni tu talento. Haru, eres especial. Yo, en cambio, soy una mediocre en un mundo de mediocres. Ni el dibujo ni la escritura se me dan lo suficientemente bien. Quizás es cierto que soy un ratón de biblioteca y sólo funciono cuando se trata de leer libros. 
De todas formas, tranquilízate. Así como es cierto que tengo tu melancolía, también tengo el aplomo de Claude, el carácter de Elle y el humor de Matt. Y, al contrario de lo que puedan pensar los demás, eso puede hacerme más libre: soy el Demiurgo de mi propio mundo y, a la vez, la compañera insaciable de todas las aventuras que los que son como tú viven. 


Any

P.D. ¡Sólo me queda un cuarto de tu historia (aproximadamente)! 

1 comentario:

  1. Tu fallo esta en ti misma, mujer. Te martirizas demasiado. Y eso, busca ayuda. Que tienes que estar bien.

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