Lo primero que pienso al subir a
la terraza es que hace un tiempo de mierda. No, no está lloviendo. Es simplemente
que este calor no es normal. Siento como si mi cuerpo pesase el doble, y el
cuello de la camisa se me pega de forma incómoda a la nuca. Es una jodida tortura.
El segundo de mis pensamientos,
en cambio, tiene que ver más bien con qué hago aquí. No tengo ningún motivo en
concreto, excepto que necesitaba alejarme un poco de todo. Desde aquí las cosas
se ven más pequeñas, y eso parece contribuir a la sensación de soledad que mi
cuerpo exige en estos instantes.
Wait! Don’t
be afraid!
Empty eyes
can’t see you.
August under Zero mola. Me pongo a cantar a pleno plumón,
ignorando por completo lo que podrían pensar los vecinos de una chica con el
pelo revuelto y soltando berridos.
Se estarían partiendo el culo, seguro. O eso, o estarán llamando
a un exorcista en estos momentos.
Abro mi bloc de dibujo y me pongo a dibujar con desgana. No
me apetece demasiado, pero prefiero tener las manos y la mente ocupadas.
Una sombra oscura tiñe el blanco papel con su contorno. Qué
fastidioso. Ni siquiera me molesto en alzar la cabeza, sé quién es de sobra.
-Pírate.- le digo.- Estás en mi territorio, guapetón.
-Gracias por el cumplido.- responde Haru, sonriendo a
medias, como siempre.- Pero haré lo que me dé la gana. Esta terraza también es
mía.
-Molestas.- bufo, sosteniéndole la mirada.
-Tú también.- se mofa el chico.
Me limito a fruncir el ceño, sin apartar mis ojos de los
suyos. Haru se echa a reír, socarrón.
-¿Crees que con esa cara de niñita puedes intimidar a
alguien?
Refunfuño por lo bajo. Haru ríe maliciosamente, pero la
sonrisa no tarda en borrársele de la cara al examinarme más detenidamente.
-Cada día vistes más como Matt.- se quejó, observando más
detenidamente mis vaqueros hechos un asco, mi camiseta blanca y la camisa de
cuadros.- Qué asco.
-Pero me queda bien.
-No te engañes. Eso es porque te ha crecido la delantera.
Me cruzo los brazos sobre el pecho, algo cohibida. Aprieto
los puños hasta casi clavarme las uñas, pues no me apetece demasiado dejar una
bonita marca en su preciosa cara... aunque la tentación es muy fuerte, para qué
negarlo.
-Púdrete.- mascullo, al tiempo que le doy la espalda y mi
mirada se vacía en el asfalto, a diez pisos bajo mis pies.
-Antes eras más amable.
-Antes era gilipollas.
Haru parece decepcionado cuando me digno a mirarle. Su
mirada de derrota me duele.
-No me mires así.- le espeto, con los dientes apretados.
Él se sienta y palmea el sitio que hay a su lado, invitándome
a sentarme.
-¿Qué hay de ti? – prosigue. Aparto la mirada. Las yemas de
sus dedos se posan en mis cejas.- Deja de fruncir el ceño. No te queda bien.
Suspiro, desalentada.
-No puedo evitarlo.
Haru cabecea, pensativo. Después, sus índices se transportan
a la comisura de mis labios y abren una sonrisa.
-Recuerda quién eres.- susurra, mirándome con seriedad.
…Empty eyes can’t see you,
But you know, mirror smiles.
And everything is okey.
Hello… to me (again)