martes, 7 de febrero de 2012

Más delirios.

Hoy fue un día en el que un velo de sueño me acunó por la noche. Sí, suena raro, pero es cierto: ¿qué mejor forma de definir ese sueño que intermitente, ligero... que te permite descansar, aunque no lo suficiente?

Me planteé la idea de quedarme en cama. El estómago me estaba atormentado de nuevo. Sin embargo, debe haber algo en mí de esa Ética Formal de la que Kant tanto hablaba, porque reuní fuerzas para levantarme a pesar de que me sentía morir por dentro. 

Fui a clase. He de decir que adoro aprender, pero todo es demasiado monótono. ¿Por qué, por una vez, no podemos aprender del viento y del mar? Nunca duermen y son libres. 

Abrí el Google con un Red Bull en la mano y los párpados hundidos. De pronto, caí en la cuenta de que era siete de Febrero. Siete de febrero, como la fecha del cumpleaños de mi tío; como la fecha de otro cumpleaños, pero esta vez de un personaje ficticio (Algunos habréis oído hablar de Emily. Pues eso). Y doscientos años del nacimiento de un escritor que ya en nombrado en entrada/s anteriore/s: Charles Dickens.

Resulta significativa la manera en la que algunos se vuelven inmortales escribiendo. Ni Piedra Filosofal, ni Elixir de la Eterna Juventud. Qué va: todo se basa en puro talento y, sobre todo, una férrea decisión. 

No estoy hablando de que quiera conseguir la inmortalidad aunque, de hecho, me sentiría increíblemente halagada. No, no puedo ser tan ambiciosa. Pretendiendo ser inmortal, como los grandes, me siento prepotente y mezquina, porque sé que no llego ni a la suela de los zapatos de muchos de ellos. Yo me conformo con que alguien me lea  y diga: ¡Vaya! ¡Me ha gustado! Quiero que mis cosas signifiquen algo, aunque sólo sean palabras. Wittgenstein decía que los límites de su lenguaje eran los límites de su mundo. Pues bien. Yo quiero llegar al punto en el que el límite de mi lenguaje, de mis letras, se encadene al de otras personas. 

Quizás os parezca una gilipollez, pero a mí me parece la mejor forma de vivir. Tengo una ilusión, y puede que eso me amargue a veces, pero otras estoy tan contenta que no sé ni de donde saco esa vitalidad. Pero no importa: uno no sabe qué es la felicidad hasta que ha pasado por un momento difícil. ¿Os imagináis una vida totalmente rosa y llena de florecillas? No sabríais que estáis contentos porque nunca experimentaríais nada distinto. No conocer la tristeza implica saber poco de la felicidad. 

Quién sabe si uno de mis antepasados no era un Romántico de la talla de Lord Byron, y una parte de esa forma de vida ha llegado a mí (Por soñar, que no quede ;)) Porque, ¿acaso había alguien más temperamental que un Romántico? No. Muchos de ellos estaban hundidos y, sin embargo, albergaban mucha más pasión de la que otros, en su insípida vida, no pudieron disfrutar. Todo tiene un precio, y ellos prefirieron mirar al abismo y arriesgarse a convertirse en él (Nietzsche, Nietzsche everywhere. Hoy estoy filosófica, dejadme. Creo que es el RedBull) 

Sé que me he extendido demasiado para venir a pedir sólo una cosa. Después de meses y meses, necesito despegar de nuevo, y preciso APOYO. Sí, apoyo, porque la mayoría de aquellos que tenemos una pasión tememos errar en ella. Porque, en ocasiones, tardo horas en dormir preguntándome por qué cojones escribo, y no encontrar la respuesta, pero sentir un hormigueo incesante que continúa quitándome el sueño. 

Este proyecto me está costando horrores, y a veces pierdo la confianza en mí, y en él. Y no. Haru no se merece eso. Haru, queridos míos, es un nuevo Werther. 
Y preparaos, porque en el nuevo libro habrá un nuevo Fausto. 


Sed libres. 
Any. 

1 comentario:

  1. http://www.youtube.com/watch?v=z68SxtmSzP4

    ^ Canción original de The Kinks, aunque ya sabes que soy bastante fan de QotSA, así que te dejo el cover. xD

    Y gran delirio, pero al final te ha quedado algo bastante coherente xDD (aunque de la parte del mar y del viento aun me estoy riendo lol) Y eso, a ver si encuentras algo mas de apoyo, y ya sabes que el mio lo tienes xD

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